sábado, 28 de marzo de 2020

Me vacié y llené de "nosotros" y en ese "nosotros" está la parte más verdadera de mí. Sus labios y boca pudieron hacerme aceptar todo. 
No hay certezas fuera de sus brazos. 
Había pasado por una puerta desde la cual no era fácil regresar. 
Me sorprendió no sentirme culpable. 
Supongo que no me sentí culpable porque cuando entré en su departamento y cerré la puerta, todo el resto del mundo quedó fuera. 
Solo entró la parte de mí que no tenía relaciones ni lazos. 
Yo era otra persona, otra mujer. 
Entré en ese departamento y dejé mi vida. 
No era mi amante, no era un amigo ni un confidente. 
Era mi cómplice, mi compañero de juegos secreto. 
Me preguntaba cuánto duraría ese juego y a dónde me llevaría. 
Toda mujer debe encontrarse con un hombre que la tome de la mano y la guíe hacia su intimidad. 
Un hombre capaz con un solo abrazo para devolverte una vida entera...


En tu cuarto


Tus ojos ardientes
causan llamas para surgir...

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